El fútbol sala catalán no se puede permitirse el lujo de perder peso en
Primera División. Con un Barça Alusport pletórico, dos ciudades
catalanas persiguen la élite. Uno, el Marfil Santa Coloma de Gramenet,
quién continúa agonizando en una temporada para olvidar, y el otro,
Sala5 Martorell, quién busca recuperar la élite tras una campaña
excepcional. Los dos equipos llevan dinámicas totalmente diferentes pero
buscan el mismo objetivo: la permanencia y el ascenso a Primera.
Perdieron el primer partido de la última eliminatoria y este próximo fin
de semana decidirán su futuro más cercano.
Marfil Santa Coloma
cayó de forma incomprensible en el pozo de Primera División. En las últimas
jornadas jugó con fuego y lo ha llevado a jugar la promoción de permanencia.
Con más trabajo de lo previsto superó a Unión África Ceutí, pero el Gáldar amenaza con descender a uno de los históricos del fútbol sala
español. La derrota en Canarias en la prórroga obliga a los colomenses a
ganar el próximo partido, viernes, y forzar el tercero y definitivo
partido. Demasiadas angustias para un equipo donde un ilustre, Óscar Redondo dejará a final de temporada. Un grande como él merece, como
mínimo, la recompensa de la permanencia.
Mientras tanto, el
camino de Sala5 Martorell tiene mucho mérito. Pero mucho. El sueño de
volver a la élite está liderado por tres jugadores: Jordi Gay -quién se
despide como jugador esta temporada-, Diego Blanco -quién se ha
reivindicado como máximo goleador de Segunda, con 40 goles (de momento)-
y Marc Areny -el presente y el futuro del equipo de su corazón-. Con
un presupuesto ajustadísimo, la ilusión de Martorell pasa, ahora, con
superar otro histórico: Burela. El equipo gallego ganó a los penalties
en el primer partido y obliga Sala5 Martorell a ganar los dos partidos
si quiere subir a Primera.
Cataluña se la juega. Hasta ahora, con
el Barça y Marfil ya era una corta representación en la élite comparada
con otros puntos del territorio estatal. El Barça no puede ser el único
equipo catalán en Primera. El sueño de Santa Coloma de Gramenet y
Martorell todavía es posible. Ojalá, el que ahora es un sueño sea,
domingo, una realidad.
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