Con el permiso de Javi Rodríguez -el icono número 1 del fútbol sala
mundial-, Jordi Torras es el jugador franquicia de la sección de fútbol
sala del Fútbol Club Barcelona. Tiene el ADN azulgrana incrustado en su
estilo, dentro y fuera de las pistas. De muy joven ya lideró un Barça
que intentaba sobrevivir entre los grandes y volvió al Palau para hacer
campeón de todo al equipo de su vida después de despuntar unos años en InterMovistar.
A sus 31 años, Torras lo ha ganado absolutamente
todo. Pero quiere más. En el Palau tiene un lugar de peso entre sus
compañeros y es una garantía dentro de la pista. Cuando Torras
funciona, el equipo se revaloraliza. Cuando su pierna izquierda
prodigiosa empuja el balón hacia la red, el equipo se sale. Es de
aquellos jugadores que no se arruga, que no se esconde y que, de
repente, un pase o una genialidad sirve para desnivelar un partido tosco.
Cuando defiende la camiseta de España, también. Lo
ha demostrado en el estreno al Europeo de Croacia. Junto a Kike Bonet
ejerció de director de orquesta de la selección española con nota. Aunque es un especialista en dar asistencias actúa con mucha
contundencia en ataque. Al límite del primer tiempo ante Eslovenia
sirvió en bandeja una asistencia a Lin que el segoviano estuvo a punto de marcar. La
conexión azulgrana juega un peso destacado a La Roja. A la reanudación,
Torras fusiló al portero en su primer gol -el tercero de España- y
definió perfectamente una asistencia preciosa del azulgrana Sergio
Lozano.
Torras ha empezado con buen pie el Europeo. Ya lo ha
ganado tres veces (República Checa, Portugal y Hungría) y quiere seguir
ganando títulos. Es de los jugadores que no se les acaba nunca el
hambre. Y sabe que después de la cita de Croacia, en el Barça tiene retos
de gran altura: UEFA Futsal Cup, Liga, Copa del Rey y Copa de
España... Esto promete!
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