La semana de las destituciones en Primera División ha terminado con el
adiós de Sergio Mullor. La junta directiva de Marfil Santa Coloma ha
decidido, esta mañana, cesar el técnico andaluz tras confirmarse que el cuadro colomense deberá disputar el playoff de permanencia en Primera. El club que preside el incansable Vicente García busca un
revulsivo para afrontar los playoff con la garantía que el drama no le lleve definitivamente al infierno de Segunda. Xavi Passarrius, hasta
ahora segundo entrenador de Marfil, ocupará el lugar de Mullor junto a
Antonio Mesa, actualmente entrenador del filial, que será su ayudante.
El enésimo proyecto del gerente Juan Carlos León vuelve a poner en
evidencia que la lucha para evitar el descenso empieza en los
despachos. A final de temporada convendrá una reflexión más cuidadosa.
La
derrota de ayer ante ElPozo Murcia (2-6) ha tenido consecuencias. Y
puede ser que habrá más. Ayer en Santa Coloma no se respiraba ambiente
de remontada. A pesar de que los aficionados respondieron llenando el
Jacint Verdaguer (con la mejor entrada de la temporada), se comprobó la falta de sintonía entre el equipo y la afición. También
es cierto que si en el primer minuto, Esquerdinha te clava un gol desde la
otra pista viendo al portero Marcos Vara adelantado... todo el mundo
empezó a bajar la cabeza. El pabellón enmudeció... hasta el final.
Silencio absoluto. Impotencia.
Santa Coloma siempre ha
sido un escenario incómodo por los equipos visitantes. Sobretodo por el apego de una afición incondicional. Ayer, cuando se esperaba una
entrega ciega con los jugadores, ésta no existió. Al contrario. Se silbó a
Marcos Vara por su actuación, se pidió la presencia del joven portero Issac Fernández e, incluso, se reclamó la presencia de portero-jugador a
un técnico desbordado por la situación. Mullor, que posiblemente es un
sabio del fútbol sala, le ha faltado dar un puñetazo sobre la mesa
cuando el equipo daba síntomes de flaqueza. De eso, ya hace algunas jornadas. No le conozco
personalmente, pero es joven y de demasiado buena pasta. Conviene mano
dura. Aquí es dónde Mullor ha acabado perdiendo el crédito dentro y fuera del
vestuario.
La delicada situación de los colomenses
viene de lejos. Marfil se adentró en un camino (del
descenso) sin salida cuando, hace algunas jornadas, otros equipos tenían
peores registros que el equipo colomense. La afición está cansada de
agonizar. La temporada pasada, con playoff de permanencia incluído, se
salvó por los pelos. Ahora, o Xavi Passarrius contagia al equipo o el
proyecto de Marfil cuelga de un hilo seriamente. Lo peor de ayer no
fue perder sino la manera como el equipo colomense afrontó un duelo decisivo. Un equipo
puede ganar o perder pero ayer Marfil no jugó absolutamente a nada. Sin alma. Lo que tenía que ser la despedida con mayúsculas de Óscar Redondo acabó
como el rosario de la aurora.
Ya está bien que León planifique la
próxima temporada. Dani Salgado puede ser el mejor refuerzo que puede tener,
a estas alturas, Marfil. Pero mucho cuidado. Queda por delante un playoff
de permanencia durísimo. Hay jugadores anímicamente muy tocados y
otros que flaquean. Lo que hay en juego es, también, prestigio. Y Santa Coloma, con más o menos
recursos (los que sean) merece ser equipo de Primera. Pero esto se
tiene que demostrar en la pista. Ojalá Passarrius y Mesa sean los
revulsivos. El fútbol sala catalán no puede quedarse sólo con el Barça en
la élite.
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